José Zuleta Ortiz ha logrado, una vez más, un hermoso libro de cuentos. Escrito con un lenguaje eficaz, contundente, muy bien dosificado. Historias de la vida cotidiana que consiguen ser ennoblecidas gracias a una escritura fina,
capaz de lo esencial, en extensiones de exacta duración. Virtud que el género literario del cuento exige y, cuando falta, no perdona.
capaz de lo esencial, en extensiones de exacta duración. Virtud que el género literario del cuento exige y, cuando falta, no perdona.
Fernando Cruz Kronfly
Inicio de "La oración de Manuel"
Manuel vive en Jericó, su madre está enferma y su padre lo lleva a misa por un claro camino que desciende de una montaña. Desde la altura del sendero se ve el pueblo; su plaza cuadrada, sus calles rectas, la cúpula de la iglesia. El trayecto es largo, deben caminar una hora desde la casa de las palmas, donde viven, hasta el centro del poblado.
Por el camino oyen el badajo golpeando las campanas y aprietan el paso para no llegar tarde. Manuel va mirando los cámbulos, las acacias florecidas, su padre debe tomarlo de la mano para que no se retrase. Más adelante el padre siente el sudor de su hijo y le suelta para que no se fatigue. El niño se distrae mirando azulejos, silgas, toches, pomarrosas…
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