domingo, 28 de mayo de 2017

La línea de Menta






Este libro es la reunión de cuatro caminos por los que, de madrugada en madrugada, en jornadas de tres horas, hurtadas la mitad a la noche y la mitad al día, avanzo.

Podría decir que es una selección en la que se exponen los diferentes temas por los que discurre mi poesía, sé que lo que se acostumbra, es si se quiere, lo contrario: reunir
alrededor de un tema un grupo de poemas que desarrollen, que indaguen y agoten el tema, al poeta, y muchas veces también al lector. En mi caso, asumiendo el riesgo de que pueda parecer una colcha de retazos, propongo la lectura de unos versos que al menos son diversos. Por fortuna para la poesía la libertad es su esencia.

Espero que la suerte de estos poemas esté libre de rigores, libre de prejuicios, que si hay algo memorable en ellos, sea la libertad que proponen, que si hay belleza en uno de ellos sea suficiente.

José Zuleta






La línea de menta

Avanzo por la tierra y sus perfumes,
siento las caderas dulces de los mangos
y los cascos cosidos con hilos blancos
en el costurero del mandarino.
Los pomarrosos y sus penachos
Color y aroma en el apetito de los
Azulejos.

Corre el viento las cortinas
y las sombras llegan en la proa
de la luz que aterriza en el prado.
Un lagarto verde cruza.
Voy hacia la música del pasto
rasgada por los dientes del caballo,
llego al olor de las naranjas…
sigo

ahora llueve

miro al fondo la montaña oscura
veo un río,
es una línea de menta que desciende.




Padre nuestro que estás en los versos…

Cabalgando en sueños
sin intérprete
padre del habla
príncipe de las palabras
como un pez te deslizas
colores
sabes
bebes
breve tu vida
contados los latidos
Latirás desde tu faro
donde llamas las naves
a la tempestad de la conciencia
a la furia de la verdad.
Abre padre tus ojos
mira los nuevos templos
las varas de cucaña
rotos los remos, sopla tu sudario
guía la goleta a las montañas
bajo la serena majestad de los árboles
habrá un lugar para pasar
la tarde de tu vida
entre prosaicas llanuras
y mágicas alturas.
Recostado en tu ser
el tiempo duerme
más allá del final
el placer…
de estar aquí, de seguir siendo.

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